miércoles, 29 de enero de 2014

LAS DIFICULTADES DE EDUCAR PARA LA IGUALDAD



Si la violencia de género erradica en la desigualdad y esta desigualdad, a su vez, en los estereotipos de género ¿Por qué no atajar la base del problema?. Esto parece simple, pero los estereotipos están tan arraigados en nuestra cultura que es bastante difícil realizar un cambio.

Si vamos a una tienda de bebes, generalmente, existe ropa azul que se le atribuye al niño y ropa rosa que se le atribuye a la niña.

Cuando regalamos un juguete, solemos diferenciar entre los juguetes con los que “debería” jugar una chica, tales como muñecas o cocinas; y los juguetes para chico, entre los que se encuentran los coches, balones, pistolas, etc.  Todos ellos tienden a agrupar a los niños, de forma que a partir de ellos podríamos suponer que la mujer debe encargarse de las tareas domésticas y del cuidado de los niños y al hombre debe gustarle el deporte, los coches y la violencia. De esta forma inculcamos a nuestros hijos, sin darnos cuenta, la división que existe entre hombre y mujer con respecto a sus funciones y manera de ser predeterminada, cuando en el fondo, todos tenemos los mismos derechos y deberes.

Sin embargo, aunque unos padres intenten educar a sus hijos desde la igualdad no es tarea fácil, ya que la sociedad también influye en el desarrollo del niño y esta aparece estereotipada, no solo a nivel comercial (juguetes, ropa…) también a nivel escolar, social, medios de comunicación…

De modo que conforme el niño va creciendo la educación recibida por los padres es influenciada por sus amistades. Haciendo que vuelvan a aparecer las diferenciaciones, por ejemplo: una niña a la que le guste jugar al fútbol puede ser tildada de marimacho o un niño al que le gusten las muñecas de nenaza, y todo ello por no comportarse según la forma que es “normal” para su sexo. Todas estas discriminaciones pueden suponer un gran problema para un niño, puesto que para ellos, el entorno social es importante y el sentirse aceptados por él aún más.

Conforme se va creciendo y madurando, se va aprendiendo que cada cual es como es y que no debería existir diferenciación (con respecto a funciones y gustos) entre hombres y mujeres. Que la diferencia física no indica atributos sobre la forma de ser.

En mi opinión, la eliminación de estereotipos es muy difícil, ya que muchos factores influyen en el desarrollo de una persona y es difícil que todos cambien a la vez. Pero a través de pequeñas cosas se puede lograr mucho poco a poco. Es muy importante la educación que ofrecen sus padres a sus hijos, al igual que la educación que recibe el niño en el colegio, estos y muchos otros son ámbitos sobre los que podemos actuar e iniciar el cambio hacia una verdadera sociedad de iguales en derecho y deberes.

Miriam  Extremera

miércoles, 22 de enero de 2014

ESTILOS DE VIDA Y DIFERENCIAS DE GENERO EN LA ADOLESCENCIA


El periodo adolescente es uno de los más decisivos para la adquisición de estilos de vida.  La importancia de la adolescencia para el establecimiento de éstos tiene que ver con los importantes cambios psicológicos y contextuales que tienen lugar durante estos años en los que chicos y chicas realizan sus primeras salidas y reuniones con sus iguales sin la presencia de sus padres y en los que van ganando autonomía para tomar algunas decisiones relacionadas con el ocio y el estilo de vida (actividades extraescolares, consumo de sustancias, prácticas sexuales, etc.). En cuanto a las diferencias de género, distintas investigaciones realizadas a nivel nacional e internacional han aportado una buena cantidad de datos que indican la existencia de diferencias significativas entre chicos y chicas en muchas de las conductas estudiadas.

En los últimos treinta años se han producido en este país una serie de cambios tanto socioeconómicos como culturales que han afectado a la estructura social, éstos han producido modificaciones en los estilos de vida de la población en general y de los adolescentes y jóvenes en particular.

Fenómenos como «el botellón», consumo de sustancias, horas de llegada a casa o cambios en las rutinas del sueño, hacen preciso la realización de investigaciones que analicen estas modificaciones, algunas de las cuales afectan de manera distinta a chicos y a chicas, y nos muestren el estado actual de los estilos de vida de jóvenes y adolescentes de manera que nos permitan conocer la realidad en la que se desenvuelve sus vidas. El objetivo de esta investigación fue analizar los estilos de vida que se observan entre los 12 y 17 años de edad, estudiando las diferencias por curso y género en este periodo. La muestra de la investigación estuvo formada por un total de 2400 adolescentes, 55.5% de chicas y 44.5% de chicos, con edades comprendidas entre los 12 y 17 años, pertenecientes a 20 centros educativos de Andalucía. 

Los resultados muestran que existen correlaciones significativas entre la mayoría de las variables que conforman los estilos de vida, casi todas de tipo positivo a excepción de las relacionadas con consumo de sustancias en donde la mayoría fueron negativas. También han revelado la existencia de significativas diferencias de género en los estilos de vida de los adolescentes andaluces, ya que de las 15 variables analizadas, 10 de ellas presentaron diferencias significativas con respecto al género. Se encontró asimismo una disminución significativa, con el aumento de la edad, en una serie de variables: práctica de la actividad física y deportiva, participación en actividades extraescolares y horas de sueño. Aunque esta tendencia se observó en ambos sexos, también surgieron diferencias de género. Así, si entre los chicos fueron más acentuados la disminución del rendimiento académico y el aumento del tiempo con los amigos, entre las chicas fueron más acusados la diminución de la práctica deportiva, el retraso en la hora de irse a la cama entresemana y la consiguiente reducción de las horas de sueño. 

Estos patrones diferentes de chicos y chicas pueden estar influenciados y delimitados por la cultura, la historia y la propia sociedad actual que interpreta y define de forma distinta, reforzando o reprimiendo, patrones de actuación que son aplicables a chicos o chicas. Esto podría explicar claramente la menor implicación femenina en la actividad deportiva. Entrando en variables concretas, el consumo de sustancias fue más importante entre los chicos y chicas de más edad, sin que surgieran diferencias significativas entre ellos y ellas de manera global, aunque sí aparecieron diferencias en el consumo de tabaco, más elevado entre las chicas.

En lo que respecta a las actividades extraescolares encontramos una mayor participación en los chicos y una disminución con la edad, lo cual resulta especialmente preocupante si tenemos en cuenta la importante evidencia empírica que existe acerca del efecto positivo que pueden tener sobre el desarrollo y ajuste adolescente, especialmente en el caso de jóvenes de contextos desfavorecidos

En cuanto a los asuntos escolares, las chicas reconocieron una mayor dedicación a estudiar y hacer los deberes, y mostraron una mayor motivación escolar que ellos, al igual que mostraron un mayor rendimiento académico. La disminución a lo largo de la adolescencia del rendimiento académico se observó en ambos sexos, aunque  entre los chicos el descenso fue más acusado. En lo relativo a la utilización de las TIC, encontramos que las chicas puntuaron más alto en el tiempo dedicado a ver la televisión y a usar el móvil, mientras que ellos pasaban  más tiempo utilizando el ordenador y videojuegos.

En cuanto a las rutinas de sueño, no aparecieron diferencias de género significativas en las horas de sueño durante los días laborables. En cambio, en los fines de semana los varones declararon dormir algo menos, en parte debido a que se acostaban más tarde, probablemente porque madres y padres controlan menos la hora de llegada a casa de sus hijos varones. Más clara fue la disminución con la edad en las horas de sueño durante los días laborables, más acusada entre las chicas, una tendencia que ha sido encontrada en otros estudios, y que puede deberse en parte al retraso en los ciclos circadianos de sueño y vigilia, que se va haciendo más evidente según avanza la adolescencia. A ello habría que añadir la creciente autonomía de chicos y chicas para decidir la hora de irse a la cama.

Obtenido de la Revista Psychosocial Intervention:
Hernando, A.; Oliva, A. y Pertegal, M.A. (2013). Diferencias de género en los estilos de vida de los adolescentes. Psychosocial Intervention 22 (1), 15-23.

 Inmaculada Carrillo Jiménez

miércoles, 15 de enero de 2014

EL ALCANCE DE LA VIOLENCIA SEXUAL EN LA PAREJA



Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como "todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada".
 
La violencia de pareja se refiere al comportamiento de la pareja o ex pareja que causa daño físico, sexual o psicológico, incluidas la agresión física, la coacción sexual, el maltrato psicológico y las conductas de control.
 
La violencia sexual es cualquier acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual u otro acto dirigido contra la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de su relación con la víctima, en cualquier ámbito. Comprende la violación, que se define como la penetración, mediante coerción física o de otra índole, de la vagina o el ano con el pene, otra parte del cuerpo o un objeto.



Las estimaciones más precisas de la prevalencia de la violencia de pareja y la violencia sexual en entornos sin conflictos son las proporcionadas por encuestas poblacionales basadas en el testimonio de las víctimas. En un estudio de la OMS sobre la salud de la mujer y la violencia doméstica contra la mujer (WHO multi-country study on women’s health and domestic violence against women) realizado en 10 países, en su mayoría en desarrollo, se observó que en las mujeres de 15 a 49 años:


  • Entre el 15% de ellas en el Japón y el 70% en Etiopía y el Perú referían haber sufrido a lo largo de su vida violencia física o sexual perpetrada por su pareja;
  • Entre un 0,3% y un 11,5% referían haber sufrido violencia sexual perpetrada por alguien que no era su pareja después de cumplidos 15 años; 
  • La primera experiencia sexual había sido forzada en muchos casos (17% en la Tanzanía rural, 24% en el Perú rural, y 30% en zonas rurales de Bangladesh).

La violencia de pareja y la violencia sexual son perpetradas en su mayoría por hombres contra mujeres y niñas. El abuso sexual infantil afecta a niños y niñas. En los estudios internacionales realizados, aproximadamente el 20% de las mujeres y el 5%-10% de los hombres refieren haber sido víctimas de violencia sexual en la infancia.

Los estudios poblacionales sobre la violencia en las relaciones entre los jóvenes («violencia en el noviazgo») indican que este problema afecta a una proporción considerable de la población joven. Por ejemplo, en un estudio realizado en Sudáfrica entre personas de 13 a 23 años, el 42% de las mujeres y el 38% de los hombres refirieron haber sido víctimas de violencia física en el noviazgo.

Juan Carlos Quero

miércoles, 8 de enero de 2014

LA BRECHA SALARIAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES SE MANTIENE



Hoy he sido un poco perezoso y más que un post propio os traigo una noticia y la quiero reflejar tal cual para que vosotros mismos podáis decidir, ahí va.

Las mujeres cobran un 22% menos que los hombres. No es un dato nuevo, se trata de una cifra desvelada por la última Encuesta Anual de Estructura Salarial publicada en 2009 por el INE. Pero en el Día de la Igualdad Salarial, que se celebra cada 22 de febrero, se pone de relieve la desigualdad existente entre hombres y mujeres. 

Los datos son contundentes: las mujeres cobran 19.502 euros de media frente a los 25.001 de los hombres. Otra cifra reveladora: tan sólo el 11,5% de los consejeros de las empresas del Ibex-35 eran mujeres en el último trimestre del año 2011, muy lejos del 23% mínimo que persigue la Ley de Igualdad. 

Según esta encuesta, 15,2% de las mujeres tuvo en 2009 unos ingresos menores o iguales al Salario Mínimo Interprofesional. En el caso de los hombres el porcentaje se redujo al 5,6%. Respecto a la ganancia anual por hora normal de trabajo, la desigualdad también se hace patente: las mujeres cobran de media 12,72 euros y los hombres 15,12.

La situación viene de largo. El año pasado, con motivo de este día, el sindicato UGT denunció que una mujer de la Unión Europea necesita trabajar 54 días más cada año para ganar lo mismo que un hombre. Según el INE, la situación de las mujeres españolas ese número se eleva a 80 días. Esta diferencia se debe a que los datos de Eurostat sólo tienen en cuenta la comparación de sueldo bruto por hora en empresa de más de diez trabajadores.

Pese a que las cifras han ido mejorando, en 2008 el sueldo de una española representaba el 78,1% del de un varón. En 2009 se redujo apenas un 0,1%, según el INE. 

Esta desigualdad supone un "lastre" para el desarrollo y la competitividad de nuestro país. Lo reconoce el secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Juan Manuel Moreno, que ayer martes apostó por luchar "los 365 días del año" contra esta realidad que "debería sonrojar" aparte de la sociedad. "¿Qué sentido tiene que una de las partes de nuestro sector poblacional más productiva, más preparada y capacitada tenga menos capacidad salarial y menos capacidad de promoción? Eso constituye un lastre para nuestro desarrollo económico y nuestra propia competitividad", agregó.

La noticia fue publicada en el periódico virtual “el público” el día 22/02/2012, vosotros tenéis la última palabra en creer o no si hay igualdad y se cumplen los criterios para esta.

                                                                                                          Antonio  García.

miércoles, 1 de enero de 2014

LA EVOLUCION DEL FEMINISMO II



A finales de los años 60, los valores que habían sostenido las ideologías liberales en el mundo capitalista comenzaron a desintegrarse. La sociedad occidental llevó hasta el extremo la degradación social del ama de casa y la nueva libertad sexual, puesto que el cuerpo femenino se convirtió en objeto de explotación para la libertad masculina.

En 1972, la inglesa Mary Wollstonecraft redactó en pocas semanas la famosa “Vindicación de los derechos de la mujer” donde  se revindicaba el acceso a una educación semejante a la de los hombres, para que de esta manera desarrollar su propia independencia económica accediendo a actividades remuneradas. De esta manera las mujeres que habían comenzado exponiendo sus reivindicaciones en los cuadernos de quejas, acabaron afirmando orgullosamente sus derechos. Betty Friedan contribuyó a fundar la Organización Nacional para las Mujeres, una de las organizaciones feministas más importante de Estados Unidos. Las mujeres descubrieron que dentro del seno de los grupos radicales pacifistas en los que muchas participaban, pervivía la más antigua y arraigada de las opresiones: la de las propias mujeres. El Feminismo había evolucionado al Feminismo Radical, basada en vivir en un mundo de mujeres para mujeres, denigrando lo masculino.

En los años 80 conservadores (líderes ultraconservadores, agotamiento de las ideologías defendidas en el siglo XIX y el derrumbamiento de los estados socialistas), el feminismo no desapareció, pero si sufrió grandes transformaciones “Feminismo institucional”. Este tipo de feminismo reviste diferentes formas en los distintos países occidentales: desde los pactos  interclasistas de mujeres, a la formación de grupos de presión, hasta la creación de ministerios o instituciones, como es el caso en nuestro país del instituto de la mujer creado en 1983.

En definitiva, los grupos de base, el feminismo institucional y la pujanza de la teoría feminista, más la paulatina incorporación de las mujeres a puestos de poder y a tareas emblemáticamente varoniles, han ido creando un poso feminista que simbólicamente se cerro con la declaración de Atenas de 1992, donde las mujeres mostraron su claro deseo de firmar un nuevo contrato social y establecer una democracia partitaria.

El feminismo ha sido y es un ojo crítico con el que se puede mirar una sociedad, una perspectiva desde la que se ha estudiado la discriminación de las mujeres y las posibilidades —de ideas, teorías y prácticas— para superarla, sin denigrar lo masculino.

Olga García