miércoles, 7 de noviembre de 2012

EDUCAR CONTRA EL MALTRATO

Sirvan las presentes líneas a modo de reflexión sobre la necesidad urgente de implantar un sistema de educación que "eduque" en la igualdad.

Resulta alarmante que en nuestra sociedad se den casos tan precoces de maltrato.

  La Ley contra la Violencia de Género nació con el espíritu de luchar contra esa superioridad que ejercía el hombre sobre la mujer por el mero hecho de ser mujer. Ha sido una Ley que nace tras años y años de sometimiento de la mujer al hombre.

 Parecería "lógico" que las mujeres que sufren esta lacra fueran únicamente mujeres de edad media-avanzada, pero no es así, puesto que existen adolescentes, niñas de 16/18 años que ya sufren esta terrible situación.

¿Cómo puede ser que una niña de 16 años no pueda salir con sus amigos simplemente porque su novio piense que quieren ligar con ella?, o ¿que no se atreva a ponerse minifalda por miedo a lo que diga su novio?.

 Pienso que la educación es un tema que quizá se ha dejado un poco "aparcado", porque lógicamente, lo urgente era salvaguardar la seguridad de las víctimas, y en orden a ello se dirigen todos los medios de los que se dispone.

Es hora ya de que se afronte este tema de forma radical y concreta. ¿Cómo? La escuela debe ser un eje de intervención primario e insistente. No se puede permitir la violencia ni física ni psíquica de los chicos hacia las chicas, ni si quiera justificarla con que son cosas de niños, que ellos deben resolver. Hay que darles habilidades sociales saludables y democráticas. Hay que establecer el Mediador de Conflictos de forma institucional, por el que hay que pasar ante cualquier diferencia de opinión y el que no lo utilice debe ser desacreditado aunque tenga la razón. Tolerancia cero con la violencia.

 La familia debe desembarazarse de todos los prejuicios y estereotipos sociales acumulados en los últimos siglos y empezar a tratar a las hijas igual que a los hijos: misma libertad, posibilidades, vocabulario, horarios, cariño, etc. Las religiones deben superar todos sus traumas sexuales, su fobia a la mujer como centro de todos los males que le pasan a la sociedad. Cambiar el vocabulario y la actitud en todo lo que se relacione con ellas y entrar en una vía de democratización e igualdad, que facilite su participación en ritos, debates, responsabilidades. desarrollando talleres en Centros Cívicos para niños, imponiendo asignaturas en el curso escolar. De esta forma hay que enseñar a nuestros hijos desde su más tierna infancia el valor de la igualdad, del respeto y que los hombres y las mujeres tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones.

Es por ello, que se hace necesario educarles desde bien pequeños, cuando su personalidad está en fase de formación, para que interioricen suficientemente el valor de la igualdad y del respeto a los demás, porque a la vista está que estos valores no tienen suficiente peso en ellos.


                                                                                                            Tamara Durillo

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