miércoles, 13 de febrero de 2013

LAS HISTORIAS DE LA ABUELA: ¿QUE ES LA INFANCIA? TU LA HAS VIVIDO YO NO

Los recuerdos me perturban todas las noches de la vida que me ha tocado vivir. Era una fría tarde de Diciembre, tras un duro día de recogida de aceitunas, la primera vez que mi padre agredió a mi madres. Apareció en casa con una buena "tajá", había estado bebiendo aguardiente en la cantina del pueblo largas horas. Sin mediar palabra, cogió el cuchillo que yo estaba usando para pelas las papas y se abalanzó sobre mi madre. No sé cómo ni cuando, me coloqué entre ambos cogiendo como na heroína el brazo del malhechor dando tiempo a la dama a huir del lugar. Ello me supuso un empujón y un golpe en la cabeza con la mecedora de la abuela. De nada servían mis gritos de auxilio, ni insultos, ni lloros, solo paró cuando se cansó. Agotado de una hazaña monstruosa, fue a dormir como un lirón. Bendita mujer que después de lo sufrido al verme me sonrió y me acarició con sus manos de terciopelo dándome la paz que le habían robado dos minutos antes. Nadie habló de lo ocurrido, ni ese día ni nunca.

Me hubiese gustado el haber tenido alguien con quien expresar mis emociones y mis miedos. Que un alma cándida hubiese respondido a mis miles de preguntas ¿por qué? ¿he tenido yo la culpa? ¿va a volver a ocurrir? ¿que debo hacer la próxima vez?...

Sí, ocurrió más veces, siempre que se emborrachaba un nuevo moretón oscurecía la piel de mi mujer de hierro. Con mis "taitantos" años, tengo la gran suerte de haber sobrevivido junto a ella, puesto que son muchas las que se quedaron en el camino.

Gracias al esfuerzo y el sufrimiento de miles de señoras maltratadas, hoy existen leyes, normas, asistencia social, respaldo policial, ayudas económicas... que ni en sueños nos imaginábamos en nuestros tiempos.

Desde aquí y con mi experiencia, ánimo a todas esas mujeres de hierro que no lo sean más, que luchen por volver a ser señoras y dueñas de su vida, de su cuerpo y de su corazón. Que esos locos bajitos que la rodean sueñan con verla sonreír cada segundo de sus vidas.

Contad con todos nosotros, cada amigo, vecino, compañero de trabajo y como no, de tu gran tesoro, tu familia.

No puedo despedirme sin uno de mis refranes:" MAS SE LOGRA CON AMOR QUE CON DOLOR"

 Doña Frígida


No hay comentarios:

Publicar un comentario