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Cuando
la mujeres de estas zonas, querían evitar un matrimonio que no deseaban
o en su familia no había ninguna figura masculina la única opción
posible era jurar ante los ancianos de la comunidad y desde ese momento
se viste como un hombre y es tratada como tal además de, como ya hemos
visto antes, renunciar al sexo y al matrimonio. Cabe destacar que estas
mujeres podían llevar armas, gobernar sus familias, fumar y permanecer
entre los hombres pero no tenían voto en las decisiones de la comunidad.
En
algunos casos esta era la única opción para la supervivencia de una
familia donde morían todos los varones de manera que una mujer asumía
este sacrificio o la familia quedaba avocada a morir de hambre.
Al
parecer culturas como la eslava, la gitana o la griega prácticaban esta
tradición aunque ya está casi desparecida quedando solo ubicada en el
norte de Albania donde aún quedan cuarenta vírgenes juradas. Actualmente
la legislación albana contempla esta práctica como legal.
Como
ya hemos comentado esta práctica ya está casi obsoleta pero no nos
conviene olvidar de donde venimos, como eran las cosas antes y como son
ahora. Muchas personas, hombres y mujeres, han sufrido por la igualdad
entre sexos. Quizá volviendo la vista atrás o ampliando nuestras
fronteras podremos darnos cuenta de lo necesaria que es esa igualdad y
de lo mucho que queda por hacer aún.
Desde
COLOKATE y en algún post que otro seguiremos mirando atrás y recordando
la aspectos de nuestro pasado relacionados con la igualdad porque es
una buena forma de apreciar lo que ya se ha conseguido y de reflexionar
sobre lo que queda por hacer.
Pedro Cortés
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