Ya en el embarazo la madre puede
sufrir malos tratos físicos o psicológicos, de hecho en esta etapa hay
veces que marca el principio de la violencia o esta se recrudece. Las
consecuencias pueden ser parto prematuro, bajo peso al nacer, mortalidad
perinatal; también se tiene conocimiento que la mujer en situación de
malos tratos, tienen menos seguimiento del embarazo, hay más
interrupciones voluntarias de mismo, y participan menos en la
preparación para el parto. Además hay más posibilidades de consumo de
alcohol y ansolíticos por parte de la madre.
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En
la infancia media los problemas afectan fundamentalmente al desarrollo
socio- emocional. En esta etapa la dificultad de comprensión y
asimilación de los problemas se expresa a través de ansiedad, depresión y
cognición, a medida que el niño crece, aumenta su capacidad para
entender y asimilar la realidad y se puede producir la alianza con uno
de los padres, culpabilización del otro, hostilidad... Se hace más
presente la sintomatología ansiosa y depresiva así como el aislamiento
escolar y social. En la pre- adolesciencia estos sentimientos de
frustración y desamparo pueden dar lugar a conducta antisocial o
conductas adultas de protección de padres y hermanos pero a medida que
crecen puede aumentar el desapego, embotamiento y bloqueo.
En
la adolescencia se alcanza el desarrollo intelectual, pero existe un
desarrollo asimétrico dado que la mayor capacidad de análisis y
evaluación no va paralela a los conocimientos y experiencias que
presenta el sujeto adulto. En los adolescentes puede existir un fuerte
sentimiento de desamparo al no poder salvar a las madres, los síntomas
más frecuentes son actitudes de responsabilidad excesiva en el hogar, de
tal manera, que se interponen delante de la madre cuando el padre
intenta golpearla, recibiendo ellos mismos los golpes e incluso llegando
ellos mismos a agredir a sus propios padres, a veces se han dado casos
de parricidios. También pueden experimentar cambios radicales de vida,
se escapan mediante el sexo y la delincuencia.
De
una forma general basándonos en la Victimología evolutiva, se puede
decir que los efectos de ser testigo de violencia son característicos de
las etapas de la Psicopatología del Desarrollo, siendo propensas las
víctimas a presentar problemas en su desarrollo evolutivo, emocional,
cognitivo y social, que le impide el bienestar y un progreso adecuado
como persona.
Olga García
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