La mujer con discapacidad ha permanecido, y permanece en gran medida "invisible" para la sociedad. Ser mujer con discapacidad marca una trayectoria de doble discriminación, como mujer y como discapacitada, y añade barreras que dificultan el ejercicio de derechos y responsabilidades como personas, la plena participación social y la consecución de objetivos de vida considerados como esenciales.
En concreto, las mujeres con discapacidad se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad o riesgo a la hora de padecer comportamientos violentos, por los siguientes motivos:
- Por se menos capaces para defenderse físicamente del agresor
- Por tener mayores dificultades para expresar verbalmente los malos tratos
- Por la dificultad de acceso a los puntos de información y asesoramiento, principalmente motivados por la dificultad de movimientos
- Por baja autoestima o desconsideraciñon de su imagen como mujer.
- Porque es mucho menos habitual que trabajen fuera de casa y eso incrementa la posibilidad de sufrir dependencia económica.
- Por miedo a denunciar por la posibilidad de perder los cuidados que necesita.
- Por tener menor credibilidad ante algunos estamentos sociales
¿Qué tipos de malos tratos añadidos puede sufrir la mujer con discapacidad?
- Violencia activa
- Abuso físico: Administrar medicinas sin necesitarlas y decir a la mujer dependiente donde, cuando y con quién tienes que salir.
- Abuso emocional: Insultos, críticas, ridiculizar tu cuerpo o tus capacidades, sobreprotección
- Abuso sexual: Violación u otros tipo de abusos de índole sexual
- Abuso económico: Emplear la discapacidad para mendicidad o abusar del dinero o los bienes del discapacitado.
- Violencia pasiva:
- Abandono físico: Descuidar la alimentación, la atención personal, la higiene, la supervisión,
- Abandono emocional: No valorar la opinión, ignorar y avergonzarse del discapacitado y de su existencia.
Por desgracia, los malos tratos tanto físicos como psíquicos a las mujeres afectadas por una discapacidad están aun muy ocultos, pero no por eso son menos frecuentes que los que sufren las mujeres sin discapacidades.