El periodo adolescente
es uno de los más decisivos para la adquisición de estilos de vida. La importancia de la adolescencia para el establecimiento de
éstos tiene que ver con los importantes cambios psicológicos y contextuales que
tienen lugar durante estos años en los que chicos y chicas realizan sus
primeras salidas y reuniones con sus iguales sin la presencia de sus padres y
en los que van ganando autonomía para tomar algunas decisiones relacionadas con
el ocio y el estilo de vida (actividades extraescolares, consumo de sustancias,
prácticas sexuales, etc.). En cuanto a las diferencias de género,
distintas investigaciones realizadas a nivel nacional e internacional han
aportado una buena cantidad de datos que indican la existencia de diferencias
significativas entre chicos y chicas en muchas de las conductas estudiadas.
En los últimos treinta años se han producido en
este país una serie de cambios tanto socioeconómicos como culturales que han
afectado a la estructura social, éstos han producido modificaciones en los
estilos de vida de la población en general y de los adolescentes y jóvenes en
particular.
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Fenómenos como «el botellón», consumo de
sustancias, horas de llegada a casa o cambios en las rutinas del sueño, hacen
preciso la realización de investigaciones que analicen estas modificaciones,
algunas de las cuales afectan de manera distinta a chicos y a chicas, y nos
muestren el estado actual de los estilos de vida de jóvenes y adolescentes de
manera que nos permitan conocer la realidad en la que se desenvuelve sus vidas.
El objetivo de esta investigación fue analizar los estilos de vida que
se observan entre los 12 y 17 años de edad, estudiando las diferencias por
curso y género en este periodo. La muestra de la investigación estuvo formada
por un total de 2400 adolescentes, 55.5% de chicas y 44.5% de chicos, con
edades comprendidas entre los 12 y 17 años, pertenecientes a 20 centros
educativos de Andalucía.
Los resultados muestran que existen
correlaciones significativas entre la mayoría de las variables que conforman
los estilos de vida, casi todas de tipo positivo a excepción de las
relacionadas con consumo de sustancias en donde la mayoría fueron negativas.
También han revelado la existencia de significativas diferencias de género en
los estilos de vida de los adolescentes andaluces, ya que de las 15 variables
analizadas, 10 de ellas presentaron diferencias significativas con respecto al
género. Se encontró asimismo una disminución significativa, con el aumento de
la edad, en una serie de variables: práctica de la actividad física y
deportiva, participación en actividades extraescolares y horas de sueño. Aunque
esta tendencia se observó en ambos sexos, también surgieron diferencias de
género. Así, si entre los chicos fueron más acentuados la disminución del
rendimiento académico y el aumento del tiempo con los amigos, entre las chicas
fueron más acusados la diminución de la práctica deportiva, el retraso en la
hora de irse a la cama entresemana y la consiguiente reducción de las horas de
sueño.
Estos patrones diferentes de chicos y chicas
pueden estar influenciados y delimitados por la cultura, la historia y la
propia sociedad actual que interpreta y define de forma distinta, reforzando o
reprimiendo, patrones de actuación que son aplicables a chicos o chicas. Esto
podría explicar claramente la menor implicación femenina en la actividad
deportiva. Entrando en variables concretas, el consumo de sustancias fue más
importante entre los chicos y chicas de más edad, sin que surgieran diferencias
significativas entre ellos y ellas de manera global, aunque sí aparecieron
diferencias en el consumo de tabaco, más elevado entre las chicas.
En lo que respecta a las actividades
extraescolares encontramos una mayor participación en los chicos y una
disminución con la edad, lo cual resulta especialmente preocupante si tenemos
en cuenta la importante evidencia empírica que existe acerca del efecto
positivo que pueden tener sobre el desarrollo y ajuste adolescente,
especialmente en el caso de jóvenes de contextos desfavorecidos
En cuanto a los asuntos escolares, las chicas
reconocieron una mayor dedicación a estudiar y hacer los deberes, y mostraron
una mayor motivación escolar que ellos, al igual que mostraron un mayor
rendimiento académico. La disminución a lo largo de la adolescencia del
rendimiento académico se observó en ambos sexos, aunque entre los chicos
el descenso fue más acusado. En lo relativo a la utilización de las TIC,
encontramos que las chicas puntuaron más alto en el tiempo dedicado a ver la
televisión y a usar el móvil, mientras que ellos pasaban más tiempo
utilizando el ordenador y videojuegos.
En cuanto a las rutinas de sueño, no aparecieron
diferencias de género significativas en las horas de sueño durante los días
laborables. En cambio, en los fines de semana los varones declararon dormir
algo menos, en parte debido a que se acostaban más tarde, probablemente porque
madres y padres controlan menos la hora de llegada a casa de sus hijos varones.
Más clara fue la disminución con la edad en las horas de sueño durante los días
laborables, más acusada entre las chicas, una tendencia que ha sido encontrada
en otros estudios, y que puede deberse en parte al retraso en los ciclos
circadianos de sueño y vigilia, que se va haciendo más evidente según avanza la
adolescencia. A ello habría que añadir la creciente autonomía de chicos y
chicas para decidir la hora de irse a la cama.
Obtenido de la Revista Psychosocial
Intervention:
Hernando, A.; Oliva, A. y Pertegal, M.A. (2013).
Diferencias de género en los estilos de vida de los adolescentes. Psychosocial
Intervention 22 (1), 15-23.
Inmaculada Carrillo Jiménez
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