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miércoles, 5 de febrero de 2014

FACTORES DE RIESGO DE LA VIOLENCIA EN LA PAREJA



Los factores de riesgo de violencia de pareja y violencia sexual son de carácter individual, familiar, comunitario y social. Algunos se asocian a la comisión de actos de violencia, otros a su padecimiento, y otros a ambos. Entre los factores de riesgo de ambas, violencia de pareja y violencia sexual, se encuentran los siguientes:

·         un bajo nivel de instrucción (autores de violencia sexual y víctimas de violencia sexual);
·         la exposición al maltrato infantil (autores y víctimas);
·         la experiencia de violencia familiar (autores y víctimas);
·         el trastorno de personalidad antisocial (autores);
·         el uso nocivo del alcohol (autores y víctimas);
·         el hecho de tener muchas parejas o de inspirar sospechas de infidelidad en la pareja (autores);
·         las actitudes de aceptación de la violencia (autores y víctimas).

Entre los factores asociados específicamente a la violencia de pareja cabe citar:

·         los antecedentes de violencia (autores y víctimas);
·         la discordia e insatisfacción marital (autores y víctimas).

Y entre los factores asociados específicamente a la violencia sexual destacan:

·         la creencia en el honor de la familia y la pureza sexual;
·         las ideologías que consagran los privilegios sexuales del hombre, y
·         la levedad de las sanciones legales contra los actos de violencia sexual.

La desigualdad de la mujer con respecto al hombre y el uso normativo de la violencia para resolver los conflictos están estrechamente asociados tanto a la violencia de pareja como a la violencia sexual ejercida por cualquier persona.

Juan Carlos Quero

miércoles, 29 de enero de 2014

LAS DIFICULTADES DE EDUCAR PARA LA IGUALDAD



Si la violencia de género erradica en la desigualdad y esta desigualdad, a su vez, en los estereotipos de género ¿Por qué no atajar la base del problema?. Esto parece simple, pero los estereotipos están tan arraigados en nuestra cultura que es bastante difícil realizar un cambio.

Si vamos a una tienda de bebes, generalmente, existe ropa azul que se le atribuye al niño y ropa rosa que se le atribuye a la niña.

Cuando regalamos un juguete, solemos diferenciar entre los juguetes con los que “debería” jugar una chica, tales como muñecas o cocinas; y los juguetes para chico, entre los que se encuentran los coches, balones, pistolas, etc.  Todos ellos tienden a agrupar a los niños, de forma que a partir de ellos podríamos suponer que la mujer debe encargarse de las tareas domésticas y del cuidado de los niños y al hombre debe gustarle el deporte, los coches y la violencia. De esta forma inculcamos a nuestros hijos, sin darnos cuenta, la división que existe entre hombre y mujer con respecto a sus funciones y manera de ser predeterminada, cuando en el fondo, todos tenemos los mismos derechos y deberes.

Sin embargo, aunque unos padres intenten educar a sus hijos desde la igualdad no es tarea fácil, ya que la sociedad también influye en el desarrollo del niño y esta aparece estereotipada, no solo a nivel comercial (juguetes, ropa…) también a nivel escolar, social, medios de comunicación…

De modo que conforme el niño va creciendo la educación recibida por los padres es influenciada por sus amistades. Haciendo que vuelvan a aparecer las diferenciaciones, por ejemplo: una niña a la que le guste jugar al fútbol puede ser tildada de marimacho o un niño al que le gusten las muñecas de nenaza, y todo ello por no comportarse según la forma que es “normal” para su sexo. Todas estas discriminaciones pueden suponer un gran problema para un niño, puesto que para ellos, el entorno social es importante y el sentirse aceptados por él aún más.

Conforme se va creciendo y madurando, se va aprendiendo que cada cual es como es y que no debería existir diferenciación (con respecto a funciones y gustos) entre hombres y mujeres. Que la diferencia física no indica atributos sobre la forma de ser.

En mi opinión, la eliminación de estereotipos es muy difícil, ya que muchos factores influyen en el desarrollo de una persona y es difícil que todos cambien a la vez. Pero a través de pequeñas cosas se puede lograr mucho poco a poco. Es muy importante la educación que ofrecen sus padres a sus hijos, al igual que la educación que recibe el niño en el colegio, estos y muchos otros son ámbitos sobre los que podemos actuar e iniciar el cambio hacia una verdadera sociedad de iguales en derecho y deberes.

Miriam  Extremera

miércoles, 22 de enero de 2014

ESTILOS DE VIDA Y DIFERENCIAS DE GENERO EN LA ADOLESCENCIA


El periodo adolescente es uno de los más decisivos para la adquisición de estilos de vida.  La importancia de la adolescencia para el establecimiento de éstos tiene que ver con los importantes cambios psicológicos y contextuales que tienen lugar durante estos años en los que chicos y chicas realizan sus primeras salidas y reuniones con sus iguales sin la presencia de sus padres y en los que van ganando autonomía para tomar algunas decisiones relacionadas con el ocio y el estilo de vida (actividades extraescolares, consumo de sustancias, prácticas sexuales, etc.). En cuanto a las diferencias de género, distintas investigaciones realizadas a nivel nacional e internacional han aportado una buena cantidad de datos que indican la existencia de diferencias significativas entre chicos y chicas en muchas de las conductas estudiadas.

En los últimos treinta años se han producido en este país una serie de cambios tanto socioeconómicos como culturales que han afectado a la estructura social, éstos han producido modificaciones en los estilos de vida de la población en general y de los adolescentes y jóvenes en particular.

Fenómenos como «el botellón», consumo de sustancias, horas de llegada a casa o cambios en las rutinas del sueño, hacen preciso la realización de investigaciones que analicen estas modificaciones, algunas de las cuales afectan de manera distinta a chicos y a chicas, y nos muestren el estado actual de los estilos de vida de jóvenes y adolescentes de manera que nos permitan conocer la realidad en la que se desenvuelve sus vidas. El objetivo de esta investigación fue analizar los estilos de vida que se observan entre los 12 y 17 años de edad, estudiando las diferencias por curso y género en este periodo. La muestra de la investigación estuvo formada por un total de 2400 adolescentes, 55.5% de chicas y 44.5% de chicos, con edades comprendidas entre los 12 y 17 años, pertenecientes a 20 centros educativos de Andalucía. 

Los resultados muestran que existen correlaciones significativas entre la mayoría de las variables que conforman los estilos de vida, casi todas de tipo positivo a excepción de las relacionadas con consumo de sustancias en donde la mayoría fueron negativas. También han revelado la existencia de significativas diferencias de género en los estilos de vida de los adolescentes andaluces, ya que de las 15 variables analizadas, 10 de ellas presentaron diferencias significativas con respecto al género. Se encontró asimismo una disminución significativa, con el aumento de la edad, en una serie de variables: práctica de la actividad física y deportiva, participación en actividades extraescolares y horas de sueño. Aunque esta tendencia se observó en ambos sexos, también surgieron diferencias de género. Así, si entre los chicos fueron más acentuados la disminución del rendimiento académico y el aumento del tiempo con los amigos, entre las chicas fueron más acusados la diminución de la práctica deportiva, el retraso en la hora de irse a la cama entresemana y la consiguiente reducción de las horas de sueño. 

Estos patrones diferentes de chicos y chicas pueden estar influenciados y delimitados por la cultura, la historia y la propia sociedad actual que interpreta y define de forma distinta, reforzando o reprimiendo, patrones de actuación que son aplicables a chicos o chicas. Esto podría explicar claramente la menor implicación femenina en la actividad deportiva. Entrando en variables concretas, el consumo de sustancias fue más importante entre los chicos y chicas de más edad, sin que surgieran diferencias significativas entre ellos y ellas de manera global, aunque sí aparecieron diferencias en el consumo de tabaco, más elevado entre las chicas.

En lo que respecta a las actividades extraescolares encontramos una mayor participación en los chicos y una disminución con la edad, lo cual resulta especialmente preocupante si tenemos en cuenta la importante evidencia empírica que existe acerca del efecto positivo que pueden tener sobre el desarrollo y ajuste adolescente, especialmente en el caso de jóvenes de contextos desfavorecidos

En cuanto a los asuntos escolares, las chicas reconocieron una mayor dedicación a estudiar y hacer los deberes, y mostraron una mayor motivación escolar que ellos, al igual que mostraron un mayor rendimiento académico. La disminución a lo largo de la adolescencia del rendimiento académico se observó en ambos sexos, aunque  entre los chicos el descenso fue más acusado. En lo relativo a la utilización de las TIC, encontramos que las chicas puntuaron más alto en el tiempo dedicado a ver la televisión y a usar el móvil, mientras que ellos pasaban  más tiempo utilizando el ordenador y videojuegos.

En cuanto a las rutinas de sueño, no aparecieron diferencias de género significativas en las horas de sueño durante los días laborables. En cambio, en los fines de semana los varones declararon dormir algo menos, en parte debido a que se acostaban más tarde, probablemente porque madres y padres controlan menos la hora de llegada a casa de sus hijos varones. Más clara fue la disminución con la edad en las horas de sueño durante los días laborables, más acusada entre las chicas, una tendencia que ha sido encontrada en otros estudios, y que puede deberse en parte al retraso en los ciclos circadianos de sueño y vigilia, que se va haciendo más evidente según avanza la adolescencia. A ello habría que añadir la creciente autonomía de chicos y chicas para decidir la hora de irse a la cama.

Obtenido de la Revista Psychosocial Intervention:
Hernando, A.; Oliva, A. y Pertegal, M.A. (2013). Diferencias de género en los estilos de vida de los adolescentes. Psychosocial Intervention 22 (1), 15-23.

 Inmaculada Carrillo Jiménez

miércoles, 8 de enero de 2014

LA BRECHA SALARIAL ENTRE HOMBRES Y MUJERES SE MANTIENE



Hoy he sido un poco perezoso y más que un post propio os traigo una noticia y la quiero reflejar tal cual para que vosotros mismos podáis decidir, ahí va.

Las mujeres cobran un 22% menos que los hombres. No es un dato nuevo, se trata de una cifra desvelada por la última Encuesta Anual de Estructura Salarial publicada en 2009 por el INE. Pero en el Día de la Igualdad Salarial, que se celebra cada 22 de febrero, se pone de relieve la desigualdad existente entre hombres y mujeres. 

Los datos son contundentes: las mujeres cobran 19.502 euros de media frente a los 25.001 de los hombres. Otra cifra reveladora: tan sólo el 11,5% de los consejeros de las empresas del Ibex-35 eran mujeres en el último trimestre del año 2011, muy lejos del 23% mínimo que persigue la Ley de Igualdad. 

Según esta encuesta, 15,2% de las mujeres tuvo en 2009 unos ingresos menores o iguales al Salario Mínimo Interprofesional. En el caso de los hombres el porcentaje se redujo al 5,6%. Respecto a la ganancia anual por hora normal de trabajo, la desigualdad también se hace patente: las mujeres cobran de media 12,72 euros y los hombres 15,12.

La situación viene de largo. El año pasado, con motivo de este día, el sindicato UGT denunció que una mujer de la Unión Europea necesita trabajar 54 días más cada año para ganar lo mismo que un hombre. Según el INE, la situación de las mujeres españolas ese número se eleva a 80 días. Esta diferencia se debe a que los datos de Eurostat sólo tienen en cuenta la comparación de sueldo bruto por hora en empresa de más de diez trabajadores.

Pese a que las cifras han ido mejorando, en 2008 el sueldo de una española representaba el 78,1% del de un varón. En 2009 se redujo apenas un 0,1%, según el INE. 

Esta desigualdad supone un "lastre" para el desarrollo y la competitividad de nuestro país. Lo reconoce el secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Juan Manuel Moreno, que ayer martes apostó por luchar "los 365 días del año" contra esta realidad que "debería sonrojar" aparte de la sociedad. "¿Qué sentido tiene que una de las partes de nuestro sector poblacional más productiva, más preparada y capacitada tenga menos capacidad salarial y menos capacidad de promoción? Eso constituye un lastre para nuestro desarrollo económico y nuestra propia competitividad", agregó.

La noticia fue publicada en el periódico virtual “el público” el día 22/02/2012, vosotros tenéis la última palabra en creer o no si hay igualdad y se cumplen los criterios para esta.

                                                                                                          Antonio  García.